Yo puedo, yo soy capaz.

Luchar contra otros es sencillo, pero luchar contra nosotros mismos es una tarea bastante compleja. Hoy quiero hablarle a mi conciencia, a la tuya y a la de todos.

Es una súplica desesperada para que dejes de autosabotearte cuando inicias un proyecto, cuando persigues tus sueños o cuando estas entusiasmado y de pronto sientes miedo y algo te dice que no lo vas a lograr, que se lo dejes a otro o que no eres capaz.

Todos alguna vez hemos sentido miedo y no precisamente porque no estemos preparados. A veces nos asusta fallar, le tememos al fracaso, nos aterra la idea de que se puedan burlar de nosotros o nosotros mismos no creemos en nuestras capacidades. Tal y como una vez dijo Henry Ford, "tanto si crees que puedes, como si crees que no puedes, estás en lo cierto". 

Nuestro cerebro está diseñado para aceptar y creer lo que así le ordenamos. Si decido ignorar algo mi cerebro también lo olvida, si me dicen que no puedo, pero le digo a mi cerebro "sí puedo", el se encargará de recordarme esa palabra cuando sea necesario.

Si decidiste emprender lo que sea, un negocio, un nuevo trabajo, una charla, una candidatura política, asegúrate de primero creer en ti y los demás percibirán lo mismo, pues somos el reflejo de lo que llevamos dentro y de lo mismo que hemos creído y aceptado como tal. Todos los inicios nos asustan, por la incertidumbre de no saber que pasará, pero el fin solo lo podremos saber cuando hayamos iniciado. 

Encomienda a Dios todos tus caminos y pide su dirección divina, cree en ti y prepárate. Date la oportunidad de controlar tu conciencia y dile que sí cuando sepas que vas en la dirección correcta, no permitas que nadie destruya tus proyectos ni siquiera tú, ten fe y deja que el miedo no tenga otra opción que irse de tu lado, porque aunque se quede sabes que lo puedes lograr. 

Recuerda siempre esta ecuación:

Sustito inicial + preparación = Éxito.

Sustito inicial + falta de preparación = Fracaso.

No temas y atrévete a decir "YO PUEDO, YO SOY CAPAZ". 

(Y no se acepta que nadie diga lo contrario).

                                                                                                                       - Alfonsina Silverio Sosa.