Yo te aseguro que yo no fui...

...Son puros cuentos de por ahí.

Buen día mis amados lectores, no vine con intenciones de hacerlos reír, de hacerlos llorar mucho menos. Además de las muchas cosas que existen en el mundo, de tantas personas con vidas y gustos distintos, existe un grupo con una condición denominada "yo no fui". 

Este prototipo de personas subsisten en el planeta al igual que nosotros y a menudo frecuentan los mismos lugares y comparten en las mismas actividades.

Estas personas siempre se llevan el protagonismo si las cosas salen bien, pero cuando salen mal la culpa la tiene cualquiera excepto ellos. Hay que romper con esa mala conducta, es de humanos errar, siempre hemos escuchado, pero más humano es reconocer cuando hemos fallado. Este punto distingue a los lideres de los jefes, los primeros absorben la responsabilidad junto al grupo, los jefes la asumen siempre y cuando salga bien, de lo contrario la responsabilidad es del subalterno. 

Desde la posición en la que estemos vamos a reconocer cuando hemos fallado. Que si bien no lo hice, o no lo escribí yo, debo asumir que pasé por alto revisarlo, que me descuidé y me confié. Vamos a ser más sinceros y no solo como dicen popularmente "echarle la cuaba al otro", sino aceptar nuestra responsabilidad, pero es muy bonito llevarse el bombo cuando las cosas salen bien, cuando van a dar un premio o cuando nos felicitan y aún cuando salen bien hay que reconocer cuando no lo hicimos solos, agradecerle a nuestro equipo, pues sin su ayuda quizás no fuese posible.

Esta es una de las situaciones con las que debo lidiar a diario y créanme que molesta, que hiere ver personas que no saben reconocer el esfuerzo de otros, pero duele mucho más que toda la responsabilidad caiga sobre los menos por no aceptar que también fue su culpa.

Son nuestras acciones las que nos identifican del resto, nuestras acciones fueron pensadas y nuestros pensamientos fueron una vez sentimientos. Hoy por hoy seamos nuestra mejor versión y vamos asumir nuestras responsabilidades, cuando las cosas salgan bien pero también cuando salgan mal.

Un buen capitán nunca abandona su tripulación, pero mucho menos los culpa cuando se está hundiendo.

                                                                                                                  - Alfonsina Silverio S.