Navidad en PIJAMAS!

He observado minuciosamente las criticas positivas y negativas respecto a usar "pijamas" en Nochebuena o en Navidad en nuestra República Dominicana. Y he encontrado comentarios muy extraños acerca de que se están perdiendo las tradiciones, que solo nos enfocamos en imitar a los extranjeros, que el dominicano todo lo quiere hacer, que así se pierden nuestras costumbres y que no tenemos identidad y muchas cosas más...

Como siempre he dicho en mis publicaciones, sin deseos de herir a nadie aquí solo expreso mi pensar, mi punto de vista y mi perspectiva que créame querido lector, no tiene que ser la suya. Quiero iniciar diciendo que si las costumbres se pierden no es por las pijamas, que no imitamos a los Estados Unidos por las pijamas, pues usamos constantemente extranjerismos al hablar y muchas de las actividades que se hacen fuera de aquí se nos han vuelto costumbre, pero eso no molesta.

¿Qué me dicen del famoso "Black Friday"? ¿Del "Thanksgiving"? Es más sencillo... del mismo "Halloween". Esas si son actividades que en nada se asemejan a nosotros, que tratar de celebrarlas nos queda grande en comparación con las que hacen fuera. Entonces es fácil criticar el sistema cuando no lo estoy practicando yo.

La "dominicaneidad" se pierde cuando dejamos a un lado los valores patrios, cuando negamos nuestros orígenes, cuando dejamos de cenar en familia un 24 de Diciembre, cuando no celebramos con orgullo un 27 de Febrero, cuando olvidamos quienes fueron las Hermanas Mirabal, cuando no nos emociona un merengue, cuando dejamos de consumir los productos locales y solo nos enfocamos en los que vienen de "los países", ahí si puedo decir que hemos perdido el orgullo de ser dominicanos. Pero el simple hecho de que por múltiples razones usted quiera sentarse a cenar la riquísima comida que preparan el 24, con su pijama o es más que toda la familia lo haga, no debe preocuparle a nadie. Pues creo que el patriotismo y el amor a nuestra República se lleva en la sangre y se demuestra en nuestro diario vivir. 

Quien sabe si esos que tienen puestas sus pijamas son más felices pues no están gastando la pobre regalía en ropa que solo usarán ese día. Admito que amo estrenar ropa, es una sensación mágica, pero seamos sinceros o al menos sinceras, esos tacones que molestan tanto y ese vestido que bien no comemos ya se estrecha y se pega todo, lo resolvemos con ropa ancha y aún más sin tener que producirse demasiado.

Yo diría que se ha perdido la comunicación en la cena familiar, que las personas están al pendiente de sus celulares y no de quienes le rodean. Eso sí es alarmante, el hecho de que usted quiera andar cómodo para comerse su lechón o su pastel en hoja en nada afecta. 

Este año mi familia y yo lo hicimos, una Navidad en pijamas es mil veces más cómoda, estás casi listo para dormir, puedes bailar y jugar sin temor. Y nos dimos cuenta mientras charlábamos que todos aprendimos algo este año, de subidas y bajadas, de pérdidas y ganancias, pero si algo se mantuvo en nosotros fue la unión familiar.

Amigo lector no juzgue sin probar, pues se puede equivocar... 

                                                                                                                             - Alfonsina Silverio S.